Laura Palomino
Biblioteca Nacional de Maestras y Maestros
RESUMEN
El artículo analiza el rol y la importancia de las bibliotecas escolares para recuperar las trayectorias escolares pospandemia, así como en el fortalecimiento de la alfabetización informacional y las prácticas lectoras. Se promueve que la Biblioteca Escolar pueda acompañar la práctica situada de la lectura, permitiendo apoyar políticas que permitan traspasar barreras que presentan los contextos sociales y culturales adversos, colaborando en políticas de equidad. También se informa sobre los desarrollos del Sistema Nacional de Información Educativa (SNIE) para conformar un repositorio de información curricular a nivel federal.
PALABRAS CLAVES
Bibliotecas escolares, Escuela, Hábito de lectura,
Las bibliotecas escolares son espacios privilegiados dentro de la institución escolar. Son ambientes de aprendizaje con una posición invaluable para apoyar y acompañar las trayectorias de los estudiantes. Ninguna de estas afirmaciones son novedades, están plasmadas en documentos vertebrales como las directrices de Federación Internacional de Asociaciones de Bibliotecarios y Bibliotecas (IFLA) para la biblioteca escolar y por la misma práctica cotidiana de los bibliotecarios en cada rincón del país. Los temas que interpelan a la Biblioteca Nacional de Maestras y Maestros (BNM) para planificar acciones federales durante este año provienen de las problemáticas que la misma escuela reconoce y se aboca a resolver: la recuperación de las trayectorias escolares pospandemia y el apoyo a la alfabetización, las prácticas lectoras y la adquisición de las habilidades necesarias para la construcción de conocimiento. Otras son preocupaciones propias disciplinares, tales como la jerarquización del rol del bibliotecario escolar, de los espacios de práctica dentro de la institución escolar y la formación inicial y continua. Es indiscutible que un bibliotecario escolar es un bibliotecario especializado, más allá de cualquier definición canónica de textos disciplinares. Por tanto, su práctica profesional lo desafía constantemente a capacitarse. Su saber disciplinar, único y necesario en nuestra sociedad, está al servicio de las comunidades donde desarrolla su tarea. Son herramientas que colaboran a fines específicos.
La alfabetización, como práctica elemental de lectura y escritura, es un problema mundial atravesado por las desigualdades culturales asociadas a variables económicas y sociales. Los fracasos tienen relación con las posibilidades de acceso y permanencia de los sectores vulnerables a mantenerse y completar sus trayectos escolares. El espacio de la Biblioteca Escolar puede acompañar la práctica situada de la lectura, permitiendo apoyar políticas que permitan traspasar barreras que presentan los contextos sociales y culturales adversos, colaborando en políticas de equidad. Muchas de las prácticas bibliotecarias actuales están relacionadas inclusive al acompañamiento en el tránsito a la tecnología, por ejemplo desde la Alfabetización Informacional (ALFIN) se fortalecen los accesos a la lectura y escritura mediados por la tecnología. Estas prácticas cada vez más habituales, colaboran en dimensionar la lectura y escritura en los contextos digitales y sus múltiples formas, más allá de apoyar la adquisición de habilidades y competencias básicas para ser considerados sujetos alfabetizados en información.
Las bibliotecas, todas, han incorporado rápidamente múltiples soportes como oferta en sus colecciones de forma temprana. Los bibliotecarios tienen softwares, normas y procesos asociados a diferentes soportes y lenguajes en que la cultura oral y escrita se manifiesta desde hace más de 50 años. Esta práctica permite mejorar las brechas que provocan los fenómenos emergentes de lectura asociados a las nuevas tecnologías, permitiendo que convivan la literatura con la ciencia y los lenguajes soportados por la tecnología y la sistematización necesaria para el acceso a los recursos y materiales didácticos digitales como bibliotecas digitales. También a acompañar las transiciones de la enseñanza de la lectura y escritura mediada por las computadoras, espacios que acompañen la necesaria transición para adquirir las destrezas motrices tan necesarias como las que requieren escribir con lápiz. La biblioteca escolar es un espacio ideal para las prácticas escolares, de la escuela como igualadora, que permite continuar los trayectos en un lugar sin tiempo de recreos ni horarios.
El desafío que transita la biblioteca escolar en este escenario, son las mismas que la escuela para conciliar en la cultura escolar: siglos de práctica y de imaginario social. Es una oportunidad para problematizar las prácticas de la biblioteca escolar y la escuela, interrogar sobre los sentidos de las praxis entrelazadas de ambas dimensiones. Quizás una de las más difíciles en la práctica bibliotecaria, es la de (aunque no parezca) descartar novedades, no tentarse a incorporar todas las herramientas sin cuestionarlas profundamente, ponerla en tensión con las prácticas y no confundiendo la herramienta con el quehacer profesional. La biblioteca puede ser ese uno de esos espacios que creen y sostienen vínculos.
En las bibliotecas conviven todas las dimensiones tradicionales de la cultura escrita y las nuevas culturas donde intervienen la lectura, la escritura, el sonido, la imagen. Las nuevas generaciones traspasan los marcos de tal manera que en códigos de lo escrito aparecen marcas en la oralidad y viceversa, por ejemplo. La interacción de los diferentes códigos son el desafío que se le presenta al espacio de biblioteca, introduciendo prácticas como la lectura en voz alta, que no es la forma dialogada que los medios de comunicación acostumbran a las nuevas generaciones, sino las formas con hilos narrativos que se acercan a las formas de los textos de estudios, a las formas de conocimiento. Además, implica representaciones mentales que se realizan en paralelo a la escucha, poner en funcionamiento la memoria, que implica también jerarquizar información. Todos aprendizajes largos, sistemáticos y claves para los procesos complejos de aprender y generar conocimiento. Los discursos que contienen los libros (aquella tecnología del texto más antigua que todavía pervive en anaqueles de biblioteca) surgieron y fueron transformándose más allá de una forma material particular (rollos, códices, manuscritos) y las bibliotecas conservan las diversas formas y los bibliotecarios conocen la importancia de ciertas prácticas más allá de las técnicas de sistematizar y dar acceso a la información. La institucionalidad de la biblioteca fuera de las escuelas, en las bibliotecas populares o las públicas, proponen intensas experiencias lectoras de otros, de manera acumuladas por tradición, en situaciones de intersubjetividad impredecibles e impensadas, determinadas muchas veces por los contextos y los momentos que transitan esas instituciones. Quizás recuperar en el marco de las prácticas escolares, un poco de esos diálogos más amplios hacia la comunidad escolar que incluye a los padres y la extendida hacia la comunidad, pueden colaborar en sostener trayectos escolares que contengan la alfabetización básica y en todas las textualidades que nos presentan las nuevas tecnologías.
La elección de trayectos ALFIN en la biblioteca escolar como línea de acción convergen en el apoyo a estas prácticas. Como un crisol, permite profundas intervenciones desde la biblioteca escolar que, sostenidas con sentidos y tiempo, creemos aportarán prácticas enriquecedoras en el ámbito escolar. El desafío es encontrar los caminos propios de abordarlo, en el contexto argentino y de la escuela argentina. Hemos trabajado durante este año en encontrar un modelo ALFIN escolar propio, sin apartarnos de estándares internacionales. Trabajamos en documentos y piezas didácticas propias. El próximo año es clave para profundizar en esta línea de trabajo y experimentar sus posibilidades. Nos esperan capacitaciones federales y trabajo articulado con niveles y modalidades.
No menos importante, y como parte del trabajo dentro del sistema de información escolar, son los lineamientos que pretendemos abordar en el trabajo en museos y archivos escolares. No solamente son indispensables como testimonio de la memoria escolar, además los consideramos importantes recursos pedagógicos que contribuyen a los diálogos amplios con las comunidades, con el patrimonio simbólico e inmaterial de las comunidades y su propia identidad.
Desde fines de 2021 abordamos desde el Sistema de Nacional de Información Educativa (SNIE) el desafío de conformar un repositorio de información curricular a nivel federal. Los documentos curriculares es un tipo documental muy requerido para la toma de decisiones y para la investigación. Estos se encuentran dispersos, y por sondeos preliminares, sería altamente valorado por los usuarios del sistema el poder disponer de los mismos integralmente, y con descripción documental en una misma boca de consulta. Se comenzó así la sistematización de un grupo documental importante del que participan todas las jurisdicciones en el trabajo, tengan o no centro de documentación activo. Para ello se realizaron trabajos técnicos y capacitaciones a nivel federal, que esperamos acompañar con infraestructura durante 2023.
Por último, en el Palacio Sarmiento se encuentra la Biblioteca Nacional de Maestras y Maestros con sus propias particularidades, sus necesidades y su función como memoria de la educación argentina y biblioteca especializada para el sistema educativo nacional. Durante 2021 y 2022 se consolidaron equipos de trabajo fortalecidos para la actualidad de un servicio bibliotecario. El recurso humano es el más invaluable en una biblioteca, sin él infraestructuras y servicios no adquieren potencia ni sentido. Se recuperaron áreas como la de conservación, archivo y museo reforzando personal y recuperando tareas sustantivas para una biblioteca depositaria de la envergadura de la BNM. Inversión en actualización bibliográfica, insumos básicos para conservación y mejoras de infraestructura de medios y recursos son algunas de las acciones abordadas.
Comenzamos un camino institucional y federal que creemos el necesario para servicios bibliotecarios actuales y situados, preparados para sus lectores y para las necesidades de información de la sociedad argentina en el ámbito educativo. Los andares son parte de los procesos y los desafíos de la coyuntura nacional y mundial, nos interpelan diariamente. En este texto nos quedan fuera muchas otras acciones federales e institucionales de las que daremos cuenta en el andar. Tenemos la convicción que este camino es el necesario y posible para los nuevos paradigmas que la educación y la bibliotecología enfrentan en este andar de milenio.
Referencias bibliográficas