Dirección Provincial de Educación Primaria (DGCyE) – Universidad Nacional de La Plata
Dirección Provincial de Educación Primaria (DGCyE)
Maestras bibliotecarias y maestros bibliotecarios en el Nivel Primario: desafíos en la formación
de lectoras y lectores
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RESUMEN
Este artículo sintetiza el recorrido del Equipo de trabajo de la Dirección Provincial de Educación Primaria (DPEP) con maestras bibliotecarias y maestros bibliotecarios (MB) de la provincia de Buenos Aires, desde su creación hasta la llegada al territorio para formalizar encuentros de trabajo. En primer lugar, se comenta el propósito de dicho Equipo y los primeros Distritos educativos alcanzados por sus acciones. En segundo lugar, se exponen las propuestas llevadas a cabo en territorio. Por último, se explicita la relevancia de colegas bibliotecarios como formadores de lectores, en pareja pedagógica con las maestras y los maestros de grado y se pone de relevancia el desafío de hallar formas de habitar, como aliadas y aliados, ese territorio común que comparten: el terreno de lo educativo.
Y aunque es fácil tapiarla, el lugar donde hubo una puerta ya nunca será el mismo
Roberto Juarroz
EN PRIMARIA, HAY EQUIPO1
A principios del 2020, la Dirección Provincial de Educación Primaria (en adelante DPEP) convocó a una referente de bibliotecas escolares para conformar un Equipo de trabajo con la convicción de que “Las bibliotecarias y bibliotecarios escolares desempeñan un rol pedagógico de gran valor en el contexto de la escolaridad primaria.2 Disponen de conocimientos específicos y estrategias que resultan muy significativas en la formación de las niñas y los niños como lectores” (Documento para MB, DEP, 2020).
Si bien el trabajo comenzó ese año con encuentros virtuales, donde las maestras bibliotecarias y los maestros bibliotecarios, en adelante MB, brindaron acompañamiento a los procesos de lectura y escritura durante la continuidad pedagógica 2020/2021,3 en 2022 se lograron concretar encuentros presenciales, en 17 Distritos pertenecientes a 8 regiones educativas de la provincia, conforme a la política educativa que prioriza el sostenimiento de espacios de participación, debate y construcción en territorio. La presencia de cada equipo en los distritos tiene como finalidad acompañar y fortalecer la tarea de cada docente, favoreciendo así mejores condiciones de enseñanza que garanticen el derecho irrenunciable de las estudiantes y los estudiantes al acceso a la lectura y escritura, dado que el conocimiento es un bien público y social imprescindible para el ejercicio de una ciudadanía plena.
Como práctica de enseñanza elegimos, para poner en escena con las y los MB, la lectura a través de la docente y el docente y el posterior intercambio lector por ser una de las situaciones de lectura fundamentales propuestas en el Diseño Curricular de Prácticas del Lenguaje (en adelante, PDL) que se sostiene en todos los años de la escolaridad primaria, por ser condición didáctica fundamental para la formación de lectoras y lectores de literatura en la escuela. Esencialmente, se aprende a leer literatura leyendo mucha literatura y conversando acerca de lo leído. Así, trabajamos sobre las secuencias de enseñanza propuestas por la DPEP y los textos sugeridos en ellas, leyendo en conjunto textos como “Aladino y la lámpara maravillosa”, “Las medias de los flamencos” o “El loro pelado”, de Horacio Quiroga; “El hijo del elefante de Rudyard Kipling o “Amigos por el viento” de Liliana Bodoc.
En todo momento, tanto durante la lectura de los documentos
específicamente elaborados por la Dirección como en los espacios de trabajo con los textos literarios, se insistió sobre la centralidad del rol bibliotecario en las trayectorias lectoras de las estudiantes y los estudiantes, así como en el trabajo compartido, en pareja pedagógica, con las MG y los MG a partir de la planificación conjunta de secuencias de enseñanza.
MAESTRAS BIBLIOTECARIAS Y MAESTROS BIBLIOTECARIOS, UNA COMUNIDAD DE LECTURA
Ya desde los primeros encuentros surgieron, entre las bibliotecarias y los bibliotecarios algunos interrogantes fundamentales: ¿qué es leer? ¿Qué es leer literatura en la escuela? ¿Cómo invitamos a leer a las chicas y los chicos en la Escuela Primaria? y no menos importante ¿Qué hacemos después de leer? ¿Qué intervenciones podemos planificar para llegar a la interpretación crítica del texto?
El desafío inicial giró en torno a cómo hacer dialogar el saber específico de y los MB con las propuestas de enseñanzas de Prácticas del Lenguaje elaboradas por la DPEP. Partimos de una convicción ineludible: la de que las maestras bibliotecarias y maestros bibliotecarios no tienen en la escuela un lugar accesorio, su práctica no se reduce a una hora dentro de la jornada escolar o a una jornada especial donde, de tanto en tanto, la biblioteca institucional es la protagonista;4 por el contrario, su tarea tiene verdadero peso y capacidad para influir en las trayectorias de las estudiantes y los estudiantes. “Aprender a leer y a escribir –a través de la voz de otro, por sí mismos– a buscar información, evaluarla críticamente, apreciar una obra literaria, comprender un fenómeno natural o social, a elaborar una argumentación, disfrutar de la lectura de un texto, son prácticas en las que la biblioteca de la escuela se halla íntimamente implicada.” (Purvis, 2021, p. 15). Aula y biblioteca, maestras de grado (MG) y asumen un compromiso común en la Escuela Primaria: la de formar lectoras y lectores.
En este sentido, para enseñar a leer y escribir las y los MB, en tanto
mediadoras y mediadores, deben ser lectoras y lectores; escritoras y escritores. Maite Alvarado (2015) subraya este hecho: la importancia de que las maestras y los maestros sean también lectoras y lectores de literatura “que puedan disfrutarla y penetrar en algunas de sus claves [...] para que puedan acompañar en ese camino de la mejor manera posible, brindando las ayudas necesarias, pero sin opacar la magia que debe tener el encuentro con los textos literarios” (p.39). Es por esto que la propuesta tuvo, desde sus inicios, una fuerte dimensión formativa para quienes participan de ella.
En los primeros encuentros propusimos a las MB y los MB la situación de lectura en voz alta por parte de (alguien del propio Equipo y el posterior intercambio lector: compartir la lectura de los textos, las preguntas, las interpretaciones y los comentarios de forma colectiva entre colegas, constituir comunidad en torno a un texto compartido fue una de las primeras invitaciones, esto es, leer y conversar sobre lo leído. Y esto es así porque “en el ámbito de la educación literaria, compartimos la idea de la discusión como un espacio de construcción de sentido en el seno de un círculo de lectura” (Munita, 2021).
Este leer y conversar juntas y juntos sobre el texto leído nos permitió, a lo largo de los encuentros, propiciar un tiempo y un espacio para reflexionar en torno a las intervenciones realizadas durante el intercambio lector para contribuir a la toma de conciencia de las acciones involucradas al leer en esta situación concreta; condición necesaria cuando se trata de esclarecer qué contenidos se enseñan cuando compartimos la lectura de textos literarios con nuestras estudiantes y nuestros estudiantes de primaria.
El encuentro con las lectoras y los lectores es un encuentro con el arte que necesita disponer nuestros oídos y los ajenos, hablar y habilitar el camino seguro para que todas y todos expresen los significados que la obra les movilizó.5 La literatura en tanto arte nos invita, en ocasiones, al silencio y también nos hace hablar de los sentidos que en ellos están presentes. Como afirma Cecilia Bajour (2014): “La escucha de los docentes necesita nutrirse de lecturas y saberes sobre el cómo de la construcción de mundos con palabras e imágenes para que los alumnos crezcan a su vez en el arte cotidiano de hablar sobre libros” (p. 14). A esto apuntamos, en cada Distrito, cuando intentamos instalar una comunidad lectora del Nivel Primario que lea junta y converse acerca de lo leído. Así lo expresó Daniela, maestra bibliotecaria de Región 21: “Me encantó esa posibilidad de pensarnos como una comunidad de lectores, cómo surgieron las distintas interpretaciones, nos dio un montón de herramientas, cómo remitirnos al texto. La voy a trasladar a los bibliotecarios de la región”.
¿QUÉ APORTA LA LECTURA COMPARTIDA Y EL INTERCAMBIO ENTRE LECTORAS Y LECTORES A LA EDUCACIÓN LITERARIA?
Nos formamos como lectoras y lectores leyendo con otras y otros; la lectura es un acto social. Como afirma Mirta Torres, directorade la DPEP: “el lector se forma por participación en las prácticas sociales de lectura” y “los descubrimientos” sobre la lectura se dan también participando en comunidades lectoras. La lectura es siempre social, aunque pueda haber también momentos de lectura privada, en soledad. El filósofo colombiano Estanislao Zuleta (1982) sostiene que la lectura es un pretexto para conversar y Aidan Chambres (2007) en su ya clásico Dime afirma que: “El acto de lectura radica en la hablar sobre lo [...] leído” (p.19). Ahora bien, esta conversación no es cualquier conversación ni se lleva a cabo de cualquier manera cuando de formar lectoras y lectores se trata.6 Mediante la conversación literaria, se intercambia, se aprecia, se acuerda, se discute con las interpretaciones de otras y otros o se completa el sentido, la propia interpretación.
En algún momento del intercambio, cuando se leyó y releyó mucho, luego de volver al texto en reiteradas ocasiones para confirmar o rechazar una interpretación, descubrir nuevos sentidos (lo no dicho en el texto), apreciar el lenguaje literario o reparar en las acciones y motivaciones de los personajes aparece el asombro: el compartir al interior del grupo que, antes del intercambio establecido, no se había advertido tal o cual aspecto del cuento, cuestión que para nada tiene que ver con comprender o no el texto, sino con la posibilidad que se abre de profundizar la propia interpretación. Es a lo que Chambers (2007) en su obra ya mencionada llama “el despegue”: “ ‘hablar juntos’ produce una lectura construida con los segmentos de entendimiento que podemos ofrecer individualmente [...]. La conversación misma con frecuencia genera nuevos entendimientos y apreciaciones más amplias, que nadie hasta entonces habría podido expresar. La sensación es de despegue’ [...]: la experiencia de la revelación” (pp. 34-35). En palabras de la MB, Belén: “Todos se van enriqueciendo con lo que dice uno o lo que dice el otro”. (Región 21)
O, como sostuvo Natalia MB de Región 16: “Me encantó deconstruir la interpretación que cada uno tenía y construir una nueva mirada.”.
Luego de un verdadero ejercicio de intercambio entre lectoras y lectores con las MB y los MB reflexionamos en conjunto acerca de qué estamos enseñando cuando proponemos “intercambiar interpretaciones y efectos generados por los textos y fundamentarlas releyendo algunos fragmentos”. “Estamos enseñando a escuchar al otro con la mirada puesta en lo que el texto dice, repensar nuestros propios e iniciales comentarios para corroborar o modificarlos. Enseñamos también a buscar indicios que permitan justificar una interpretación cuando se generan controversias o profundizar en la experiencia estética que promueve un fragmento de particular fuerza expresiva” (c. prioritario). Y podemos preguntarnos el porqué de estas acciones y aquí volvemos a traer las palabras de nuestra directora: “No es lo mismo saber leer que ser un lector”, leer requiere adquirir los gestos propios de una lectora experta o un lector experto como leer, releer, comentar, intercambiar, corroborar. Sobre la importancia y la potencia del intercambio, Paola, MB de la Región 16 expresaba:
“Nos permite repensar nuestras prácticas en torno al recorrido de lectura con nues- tros alumnos. Pensar de qué manera podemos abordar el texto con los chicos, cuál es la intención que tenemos con la lectura de ese texto y lograr en los alumnos que constantemente es necesario volver sobre el texto y confrontar entre lo que yo pien- so y lo que el texto está queriendo decir”.
Por último, no debemos olvidar que la lectora experta o el lector experto es la persona adulta que prepara la lectura del cuento, lo lee varias veces y lo practica en voz alta para resaltar los énfasis necesarios para que su voz, interpretando las palabras elegidas por el autor, cree un clima que convoque, atrape y sostenga el interés y la atención de quienes lo escuchan.
CONSIDERACIONES FINALES
Poner a disposición la literatura desde la biblioteca es fundamental para que las lectoras y los lectores en formación dialoguen y se apropien de las voces, palabras e imágenes que les proporciona una historia que viene siendo contada a lo largo de los tiempos o que pertenece a su mundo cercano (Purvis, 2021). Cómo lo hacemos, a través de qué propuestas de enseñanza se vuelve fundamental. La biblioteca en la escuela puede habilitar estos espacios, el de la comunidad lectora, el de leer juntas y juntos y conversar, democratizando así, el acceso a la cultura escrita, como sostuvo Jean Hébrard:
La escuela puede inventar el placer de hablar juntos del mismo libro. La lectura ya no es solitaria, personal, elitista. La escuela escolariza la conversación de las élites. Puede crear una comunidad de interpretación: lo importante no es dar libros a los niños, sino que aprendan que no hay lecturas fuera de las comunidades. El placer está dado por la palabra que se agrega al libro (Chartier & Hébrard, 2000).
Pensando en la relevancia que la profesión tiene en la formación para la lectura, es necesario hacer evidente que cuando intervienen en situaciones de enseñanza de este tipo contribuyen, en situaciones coordinadas con la MG o el MG, a la formación literaria generando las condiciones didácticas para leer y escribir. En el contexto de la situación de lectura propuesta se pone en valor el saber específico de las bibliotecarias y los bibliotecarios, no solo porque son capaces de planificar y sostener ciertas intervenciones después de leer, sino también al seleccionar obras pertinentes y de calidad, para estas propuestas de enseñanza sus conocimientos específicos resultan significativos en la formación lectora de textos literarios de las niñas y los niños: conocen cuántos ejemplares existen de cada obra en la biblioteca, con cuantos se podrá contar para una situación de lectura compartida y con cuáles deberá planificarse otra escena lectora.
Para finalizar, quizás el desafío que sigamos teniendo por delante, en
relación con la formación para la lectura autónoma en la Escuela Primaria, sea el de lograr un diálogo continuo y sistemático entre aula y biblioteca, entre maestras y maestros de grado y maestras bibliotecarias y maestros bibliotecarios, esto es, el desafío de hallar formas de habitar, como aliadas y aliados, ese territorio común que comparten: el terreno de lo educativo, la búsqueda de un sentido común para incidir, de manera transformadora, en las trayectorias de chicas y chicos en su paso por la escuela.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Alvarado, M. (2015). Leer y escribir. Apuntes de una capacitación. El Hacedor.
Bajour, C. (2014). “Oír entre líneas: el valor de la escucha en las prácticas de lectura.” En C. Bajour Oír entre líneas: el valor de la escucha en las prácticas de lectura (pp.9-23). Ediciones El Hacedor.
Chambers, A. (2007). Dime. Los niños, la lectura y la conversación. Fondo de Cultura Económica.
Chartier, A. & Hébrard, J. (2000). Discursos sobre la lectura (1880 -1890). Gedisa.
Dirección General de Cultura y Educación (2020). Documento N° 11/2020. Aportes para el trabajo de las y los maestros bibliotecarios en la Escuela Primaria. Desafíos y posibilidades en torno a la formación de lectores.
Munita, F. (2021). Yo, mediador (a). Mediación y formación de lectores.
Octaedro.
Purvis, G. (2021). “Algunas consideraciones sobre la biblioteca en la escuela.” 12ntes, 54, 10-21 https://12ntes.com.ar/descargar-revista/la- biblioteca-escolar
Zuleta, E. (1982). Sobre la lectura. http://catedraestanislao.univalle.edu. co/SobreLectura.pdf
1 El presente artículo recupera algunas de las ideas expuestas junto a María Eugenia Poggio –integrante de la DPEP en ese momento– en las 8° Jornadas de Bibliotecarias y Bibliotecarios Escolares de Avellaneda (2021, modalidad virtual).
2 Integran actualmente el Equipo de trabajo con maestras bibliotecarias y maestros bibliotecarios: Gladys Bravo, Mónica Guerrero, Lucía León y Gabriela Purvis, bibliotecaria referente. Asimismo, han sido parte de él con riquísimos aportes: Regina Usandizaga (equipo curricular de Prácticas del Lenguaje) y María Eugenia Poggio (asesora de la DPEP).
3 Regiones alcanzadas en el año 2021 por el equipo de trabajo con maestras bibliotecarias y maestros bibliotecarios: 15, 16, 21, 22 y 23. En 2022: Distritos de Almirante Brown, Berisso, Ensenada, Florencio Varela, Villa Gesell, Pinamar, Hurlingham, Ituzaingó, La Costa, General Pueyrredón, Necochea, Lobería, San Cayetano, Tandil, Tigre, San Fernando, San Martín, pertenecientes a las Regiones 5, 1, 4, 18, 7, 19, 20, 6.
4 Por ejemplo, la llamada “hora del cuento” que, como sostuvimos en otro escrito (Purvis, 2021), cuando es una hora planificada por fuera de la lógica de la enseñanza de la lectura literaria cristaliza en prácticas descontextualizadas que pone al MB en un lugar accesorio respecto de las trayectorias de las estudiantes y los estudiantes en relación a la lectura.
5 En sentido opuesto a muchas tradiciones escolares, donde en ocasiones la literatura es vista como una herramienta atractiva para hablar sobre valores, problemáticas sociales, asuntos escolares o situaciones personales, en nuestra propuesta enfatizamos la importancia de brindar a las estudiantes y los estudiantes la oportunidad de conocer y apreciar el lenguaje artístico de las obras literarias, de entablar relaciones cada vez más profundas con ellas para crecer en sus posibilidades interpretativas.
6 El intercambio no es un interrogatorio ordenado de preguntas y respuestas correctas, no es, tampoco, un cuestionario sobre personajes principales y secundarios y pretende ir va más allá del “te gustó o no te gustó”. Esta conversación intencional y guiada se construye tanto sobre la base de las intervenciones planificadas previamente como de la escucha atenta de las participaciones de la comunidad de lectoras y lectores.
Purvis, G., Bravo G., León L., y Guerrero M. (2023). Maestras bibliotecarias y maestros bibliotecarios en el Nivel Primario: desafíos en la formación de lectoras y lectores. Anuario sobre
Bibliotecas, Archivos y Museos Escolares, 3, 112-120 112