Paola Davico

Plan Provincial de Lecturas y Escrituras


Escuelas, encuentros y libros.

Líneas de acción del Plan Provincial de Lecturas y Escrituras, ocasiones para transformar la escucha

en una experiencia de lectura

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RESUMEN


La democratización del acceso a la lectura y escritura requiere del esfuerzo de un Estado presente que garantice recursos materiales y pedagógicos para la creación y consolidación de comunidades de lectoras y lectores. En este texto se describe la perspectiva desde la que se aborda la construcción de comunidades lectoras, entendiendo la escucha, la conversación y la lectura en sentido amplio, como estrategias centrales de mediación. La provisión de libros previamente seleccionados y reunidos en colecciones es central en esta construcción colectiva. Se presentan también, las líneas de acción que el Plan Provincial de Lecturas y Escrituras desarrolla, desde el año 2020, para sostener y garantizar el derecho de las y los estudiantes bonaerenses a consolidarse como lectoras y lectores críticos y sensibles.


Palabras clave: Derechos, Lectura, Comunidad, Mediación, Libros.


En cierto sentido, la escucha antecede al habla, escuchar es lo único que hace que el otro hable, o escucho para que el otro hable…

(Han, 2022, p.114)


El Plan Provincial de Lecturas y Escrituras (PPLyE), dependiente de la Subsecretaría de Educación, desarrolla acciones que contribuyen a que las y los estudiantes del sistema educativo de la provincia de Buenos Aires accedan al derecho de ser lectoras y lectores. Vivimos en una sociedad de escritura en la que leer y escribir es mucho más que descifrar signos. En este sentido, sostenemos que la relación entre lectura, escritura y oralidad -y con ella la escucha- comprende todo el proceso de lectura en su sentido más amplio. En este breve escrito sólo se abordarán algunos aspectos de esta relación, a través de algunas de las acciones que el PPLyE sostiene y desarrolla, con el propósito de que sean disparadores para pensar en colectivo otras implicancias de nuestras prácticas educativas sobre esta tríada.

Son objetivos del PPLyE:

 

La lectura, la escritura y la oralidad se mueven como en una cinta de

Moebius. La escucha, como instrumento para leer el mundo, está presente desde el inicio de la vida: tanto el atender a las inflexiones de la voz de la madre y otras voces significativas, y a la variedad de sonidos de lo cotidiano; así como también el leer rostros y situaciones, son operaciones de rigor para la construcción de la psiquis; leemos a una otra o un otro cuyas acciones imprimen en nosotros significaciones. En estos primeros acercamientos, el cuerpo es arte y parte de la escena; son diálogos que comprometen todos los sentidos y generan las condiciones necesarias previas a la adquisición de la lectura y la escritura convencional. Siguiendo este hilo, Iris Rivera suele decir que leer y escuchar, y escribir y hablar van de la mano.

La pedagogía de la escucha es un desafío necesario para la escuela de hoy. Como dice el pedagogo italiano Loris Malaguzzi: “el niño está hecho de cien lenguajes”, y en esa variedad de percepción están sus cien maneras de escuchar, de pensar, de comunicar. La escuela debe crear variadas ocasiones de encuentro que impliquen la lectura y la conversación (hablar, escuchar y ser escuchado) para poder reconocer esos “cien lenguajes”.

En este sentido las lecturas compartidas motorizan formas de relacionarse donde quien lee en voz alta se expone (Pennac, 1998), presta su cuerpo físico al cuerpo colectivo -que escucha y lee a través del otro-: “cuerpo, tiempo y palabra son los protagonistas del más humano de todos los dramas. Parecen estar persiguiéndose uno al otro, mordiéndose el rabo [...] Los cuerpos (presencias vivas), el tiempo (lo fatal, la mudanza) y la palabra (los sentidos, los significados) mordiéndose el rabo”, decía Graciela Montes en Cuando la palabra emigró de la lengua (Montes, 2017, p. 77).

La conversación entreteje voces y escucha, en ella las y los participantes descubren dentro de sí palabras que estaban latentes y que brotan para expresarse. Quienes conforman esa escena se confieren una existencia recíproca, es el encuentro con la otredad y en esa conversación es protagonista la dialéctica de la escucha. El filósofo coreano, Byung-Chul Han, se detiene a analizar la experiencia de la escucha en los tiempos actuales y nos alerta sobre la necesidad de cultivarla como una acción nodal en la relación entre las personas: "Aquí la escucha tiene una dimensión política. Es una acción, una participación activa en la existencia de otros [...]. Es lo único que enlaza e intermedia entre hombres para que ellos configuren una comunidad" (Han, 2022, p. 120). Conversar sobre lo leído confiere al grupo, a ese cuerpo colectivo, un entramado de palabras que acuden siempre que haya alguien que pueda escuchar. Este no es un proceso natural sino un saber a construir: la escucha supone un aprendizaje conjunto.

Proponemos, por lo tanto, la naturalización de estas escenas donde lectura y conversación suceden bajo una mediación atenta, sensible y flexible. “Soy mediadora, puedo escuchar y las palabras me salen de las orejas” plantea Iris Rivera (Rivera, 2016) al hacer referencia a que para mediar -y no ser medianera- el silencio también debe ser escuchado. Ciertamente, esa mediación sensible debe considerar la voz del silencio que trabaja principalmente en dos sentidos; el silencio de quien necesita callar y el silencio que da lugar a la palabra. El primero de ellos tiene su génesis en una lectura que madura hacia adentro, provocando movimientos que podemos no saber, o no querer expresar. En palabras de Cecilia Bajour: “El temor al silencio muchas veces representa el miedo a detenernos y mirar qué nos están diciendo las palabras pronunciadas o las que tenemos en forma de pensamiento (...) Atender y cuidar amorosamente esa voz del silencio que forma parte de nuestra interioridad y la de los otros con quienes dialogamos es una manera de tender puentes con lo que dicen y lo que callan nuestros interlocutores, escuchadores que leen los textos en la partitura de nuestras palabras” (Bajour, 2014, p. 61). El segundo, es el que habilita la palabra, le da lugar, la acoge. Y en esa dialéctica, el cuerpo está en juego: “Estoy hablando ahora: digo. Digo con mi lengua, palabras.

Decir es una avanzada de mi cuerpo porque yo soy mi cuerpo, y mi lengua es mi cuerpo, la sangre que circula por ella en este momento estará en mi yugular y luego en mi corazón mucho antes de que termine este párrafo” (Montes, 2017, p. 77).

Para favorecer el creciente interés por la lectura y la autonomía de las lectoras y los lectores es necesario el contacto frecuente con los libros, su exploración y el encuentro personal con los textos. Por eso el Estado nacional y provincial trabajan en su provisión asegurando que escuelas, estudiantes y docentes puedan acceder a ese derecho. Junto a estas experiencias, docentes y mediadores trabajan en otros acercamientos a la lectura, a través de distintas prácticas como, por ejemplo, la lectura de una novela de manera colectiva o el seguimiento de la obra de una autora o un autor.

El PPLyE a través de Lecturas Andantes, busca acompañar estas trayectorias acercando a autoras y autores a lectoras y lectores para conversar sobre lo leído. Ser lectores es ser de alguna manera escuchadores, o sea, protagonistas de una escucha activa sobre lo que dice el texto pues la lectura, como acto de pensamiento, es comprensiva (Bialet, 2023). Luego de la conversación en grupo, que fluye en una trama de ida y vuelta: “cada vez que hablo pongo en movimiento la actividad psíquica del otro y estoy listo para que la mía se ponga en movimiento cuando éste toma la palabra” (Cabrejo Parra, 2022, p. 169); las lectoras y los lectores volverán a los textos en relecturas sobre pasajes determinados y planificarán el posterior encuentro. A través de la escritura de las preguntas que el texto les dejó, las y los estudiantes se convierten también en escritores, ponen en juego saberes sobre otras tipologías textuales como la entrevista. El día del encuentro, la escritora o el escritor consagrado escuchará (leerá en sentido amplio a sus lectores), para devolver en respuestas lo que será para ellas y ellos la comprobación de sus hipótesis o les permitirá la apertura a nuevas capas de sentido.

El derecho a la lectura no compite con otros derechos, no se contrapone al derecho a la alimentación, a la vestimenta, a vivir en una vivienda digna; también es irrenunciable el derecho a la poesía, al arte, a la información y al goce estético. El derecho a perseguir indicios para construir sentido (ese hallazgo conceptual de Montes) a través de las palabras, pero también de las materialidades del libro, sus ilustraciones y paratextos (esos cien lenguajes de los que hablaba Malaguzzi). Y para eso nos hacen falta muchas y variadas experiencias con la lectura y con los libros. Las jornadas Leer en comunidad proponen que la escuela disponga un día para pensarse como comunidad de lectura, visibilizando y revalorizando las prácticas lectoras que se producen cotidianamente, con el fin de que ese día adquieran un rol central y de que el libro sea su protagonista, en términos de Cabal: “los chicos necesitan libros para fantasear, para soñar, para consolarse, para inventar mundos nuevos (...) el derecho de los niños a leer no solo a decodificar, no solo a comprender, no solo a juzgar, no solo a elegir lo que leer, sino el derecho de los chicos a querer leer, a tener ganas, necesidad, urgencia de leer” (Cabal, 1999, p. 137).

Convertirse en lectoras o lectores requiere de tiempo, esfuerzo y experiencias fundantes. En Leer en comunidad se busca la participación de las familias y de la comunidad educativa extendida que forma parte de la vida de chicas y chicos, intentando que leer no sea una práctica aislada de la vida escolar. Al finalizar cada jornada recibimos, a través de nuestro correo y formulario de recepción de experiencias, relatos de docentes, bibliotecarias y bibliotecarios que con el correr de las jornadas aumentan en número; felizmente encontramos que se producen experiencias en las que la planificación de la jornada logra imbricarse dentro de los proyectos institucionales. Es así como un mismo documento puede dar lugar a acciones muy diferentes.

“Descubrir”, la primera jornada de 2023 celebrada el 5 de mayo, cuya centralidad fue la palabra,1 dejó relatos que evidenciaron una vez más el valor que tiene la escucha en el quehacer cotidiano de la escuela y cómo las acciones guardan relación con los emergentes o los deseos de la comunidad donde suceden. En Dorbigny, un pueblo rural de 15 habitantes, el lugar del encuentro de la jornada celebrada entre la EP n° 23 y el JIRIMM n° 8 se desarrolló junto al cartel de la estación donde está escrito el nombre del pueblo; o sea, bajo la palabra que contiene, nombra y da identidad a sus habitantes: la palabra que confiere sentido de unión a quienes pueden parecer aislados por las distancias que impone el ambiente rural. En La Matanza, las bibliotecarias de la EES n° 48 relataron su experiencia de unir la tecnología con la acción de liberar poesías, contagiando junto a las y los estudiantes el deseo de leer poemas a través de códigos QR. En Lanús, la EP n° 2 se pronunció en favor de la búsqueda de información y el derecho a saber más para actuar sobre la realidad de una problemática que los convoca como comunidad; así, la palabra jurídica y la palabra desconocida dieron lugar a lecturas y debates en torno a la Cuenca Riachuelo-Matanza, temática que retomarán en la Feria de Ciencias. En la EP n° 8 de General Rodríguez, Ailén, la bibliotecaria, quiso contarnos cada recorrido de lectura, los ejes seleccionados y la forma en que desarrollaron la jornada. Sus palabras transmiten el movimiento que desde la biblioteca -centro cultural de la escuela- se generó en cada aula: primero cobijando sus propias experiencias lectoras; luego, de manera colectiva, reeditando el ritual de una comunidad que se cuenta a sí misma y comparte lo vivido.


A MODO DE CIERRE


Garantizar la democratización del acceso a la lectura y la escritura requiere del esfuerzo de un Estado presente que sostenga la construcción y consolidación de comunidades de lectoras y lectores, de redes y articulaciones posibles, que fortalezcan la interacción -la escucha- entre quienes trabajan sobre el mismo colectivo, región o temáticas. El PPLyE asume este compromiso y promueve la producción de documentación pedagógica de estas experiencias para la construcción colectiva de conocimiento, de manera que estén disponibles tanto para ser evaluados y revisitados, como para su réplica, de manera situada, en nuestra extensa y diversa Provincia. Cada línea de acción del PPLyE y especialmente las Jornadas Leer en Comunidad constituye una búsqueda colectiva, una construcción en un diálogo que se fortalece con la realización de cada una de ellas.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


Andruetto, T. (2014). La lectura, otra revolución. FCE. Bajour, C. (2014). Oír entre líneas. Ediciones El Hacedor.


Bialet, G. (2023) Lectores rebeldes.Y razones por las que leer vale la pena.

La Crujía.


Cabal, G. (2001). La emoción más antigua. Sudamericana.


Cabrejo Parra, E. (2020). Lenguaje oral: destino individual y social de las niñas y los niños. FCE.


Chaimbers, A. (2007). Dime. FCE.


Han, BC. (2017). La expulsión de lo distinto. Herder Editorial. Malaguzzi, L. (2005). Los cien lenguajes de la infancia. Octaedro. Montes, G. (2017). Buscar indicios, construir sentido. Babel Libros.

Freggiaro, M.I. (2009). Los chicos y el lenguaje plástico-visual. Novedades educativas.


Ortiz, E. (2002). Contar con los cuentos. Palabras del Candil. Pennac, D. (2019). Como una novela. Anagrama.

Rivera, I. (2016, 9 de noviembre). A las palabras se las lleva el viento. De infancias y literatura Blog. https://infancialiteratura.wordpress. com/2016/11/09/a-las-palabras-se-las-lleva-el-viento/


Torres, M. (2023). La alfabetización y los libros, el gran desafío de la escuela primaria [video]. Ministerio de Educación de la Nación. https://www. youtube.com/watch?v=UJvAjY6McBs

 

1 “Nos interesa especialmente habilitar la construcción de caminos lectores que recuperen el derecho a la palabra y la participación y, a partir de ellos, propiciar asociaciones, diálogos, debates, análisis propios del quehacer democrático.”


Davico, P. (2023). Escuelas, encuentros y libros. Líneas de acción del Plan Provincial de Lecturas y Escrituras, ocasiones para transformar la escucha en una experiencia de lectura. Anuario sobre

Bibliotecas, Archivos y Museos Escolares, 3, 104-111 10 4