Laura Giaccio
Centro de Documentación e Información Educativa (DGCyE) – Universidad Nacional de La Plata
RESUMEN
En este trabajo me centro en presentar el término “magazinización” para dar cuenta del proceso de imitación del formato de Caras y Caretas que los diarios realizaron a comienzos del siglo XX. La aparición de este magazine ilustrado en 1898 fue un momento crucial en la historia de la prensa periódica argentina, y debido a su éxito los diarios tuvieron que repensarse para poder competir con él, en el marco de la cultura visual. Aquí analizaremos algunos esporádicos intentos de “magazinización” que llevó a cabo La Nación durante 1901, especialmente la incorporación de la nota gráfica y la literatura ilustrada.
Palabras clave: Historia de la prensa, Diario, Magazine, La Nación, Caras y Caretas.
INTRODUCCIÓN
Si pensamos en la historia de los diarios en Argentina, hay fechas que son clave para entender su desarrollo en el marco de la historia de las publicaciones periódicas y de la historia de la lectura en el país, que están vinculadas a procesos culturales, políticos, sociales y económicos. 1898 es una de esas fechas, ya que este año marca un antes y un después en los modos de pensar y hacer los diarios, y más ampliamente, la prensa periódica en todos sus formatos. Este trabajo se presenta como un avance de una investigación en curso más amplia sobre la historia de los diarios argentinos en el período 1900-1913. Aquí me centraré en lo que he llamado “magazinización” de la prensa, en especial, en el diario La Nación durante el año 1901.1
En aquella época, se consideró que 1901 era el primer año del siglo XX. De este modo, dadas algunas cuestiones que desarrollaremos a continuación, analizaremos la “magazinización” del diario de los Mitre, en el año que inaugura un nuevo siglo y en el que, justamente, la cultura visual fue predominante
1898, UN AÑO CLAVE EN LA HISTORIA DE LOS DIARIOS
En 1898 se publicó en Buenos Aires el primer número de Caras y Caretas, dirigido por José S. Álvarez (Fray Mocho). Fue un magazine moderno de bajo costo que tomó como modelo diversas publicaciones ilustradas de la época, de Estados Unidos y Europa. Tal como señalaba su subtítulo, “semanario festivo, literario, artístico y de actualidades”, poseía un formato misceláneo que reunía materiales heterogéneos para satisfacer las demandas de un público lector cada vez más amplio debido a las políticas estatales de alfabetización a las que se había dado curso a fines del siglo XIX, en una ciudad que se iba modernizando, que aceleraba los ritmos de su vida cotidiana, y en la cual se acrecentaba el consumo de bienes materiales, entre ellos, los culturales. En la revista, como señala Romano (2004), se desplegaban dos planos interrelacionados: el icónico, que incluía a las ilustraciones, fotografías y publicidades, y el textual, con sus distintos géneros, desde el periodístico-informativo hasta el literario, pasando por las curiosidades y los fait-divers, entre otros.
Como dijimos, Caras y Caretas produjo un antes y un después, no solo en el campo de las revistas, sino también, en el de los diarios nacionales. La aparición de una publicación que era visualmente atractiva, de un costo accesible al gran público, y de “actualidades”, competía con los diarios más importantes de la época comoLa Nación y La Prensa. Además, si bien en el medio nacional había diversas revistas ilustradas, Caras y Caretas fue ciertamente una publicación novedosa, y como empresa colaboró en la modernización de la prensa periódica y en la profesionalización de diversos actores del mundo de la cultura como el escritor, el periodista, el crítico, el fotógrafo, el ilustrador, el gráfico, entre otros.
Tal como analiza Rogers (2008), entre fines del siglo XIX y principios del XX se produjo un “zona de intersección y una superposición permanente” entre los magazines ilustrados y los diarios locales en relación con los formatos, los contenidos y los recursos gráficos. Además de compartir colaboradores, técnicos, ilustradores,2 y de poseer, como se puede leer en las páginas de la revista Éxito Gráfico, las maquinarias de impresión más modernas, los diarios y los magazines se observaban constantemente entre sí. Esto sucedió especialmente entre La Nación y Caras y Caretas.
LA “MAGAZINIZACIÓN” DE LA NACIÓN
Durante la primera década de 1900, La Nación seguía siendo uno de los diarios más importantes de Argentina. Bajo la dirección de Emilio Mitre (1894-1909), la compra de nueva maquinaria (linotipias y rotativas) permitió acelerar el proceso de impresión y brindar un diario de mejor calidad. Asimismo, las innovaciones técnicas le posibilitaron la aparición de otros materiales como suplementos, libros y postales.3 Los materiales impresos que ofrecía a bajo costo, “al alcance de todos” como el lema de su colección Biblioteca La Nación (1901-1920), le valió una gran presencia en el mercado de bienes culturales, y también, un amplio público lector.
Si bien entre 1900 y 1920 La Nación terminó de asentarse como una de las empresas nacionales más importantes del ámbito de la información y de la cultura impresa, la aparición en 1898 de Caras y Caretas y su rotundo éxito, motivó que La Nación tuviera que repensarse como publicación periódica. Por esta razón, inició con el despertar del siglo XX, un proceso que he llamado “magazinización”, por medio del cual el diario fue imitando el formato de Caras y Caretas, tanto visual como textual. Para dar cuenta de ello, se han elegido algunas publicaciones y páginas del diario y de la revista aquí estudiados, que se presentan a continuación.
En 1901 La Nación publicó un texto titulado “La nota gráfica. El rasgo más característico de la prensa moderna”, referido a las problemáticas de los diarios nacionales y los esfuerzos propios en relación con este tipo de publicación. Allí se consideraba a la nota compuesta por texto e imagen como “el rasgo más característico de la prensa moderna” y que en “los periódicos [argentinos] se encuentra todavía en su período de iniciación”. La enunciación que hace La Nación plantea el estado de la cuestión de los diarios nacionales a principios del siglo XX y de sus posibilidades técnicas y, por ende, materiales. La nota finaliza con dos párrafos que dan cuenta de ese proceso de intersección y superposición entre diarios y magazines, y en especial, de la “magazinización” de los diarios:
Hasta aquí, como lo hemos dicho, la nota gráfica ha alcanzado modesta aplicación en nuestros diarios, explotándola solo con real eficacia las revistas semanales, pero como lo observan los periodistas ingleses y norteamericanos, la hoja periodística y los magazines tienden a aproximarse cada vez más, y es presumible que dentro de un lapso de tiempo no muy largo, los periódicos aparezcan todos en formato de libros, con sus páginas llenas de fotograbados, de láminas coloridas, mapas etc., ilustrando todos los acontecimientos de la víspera, ocurridos no solo en el punto de aparición sino también en el mundo entero. Esto, que a muchos parecerá una utopía es entretanto un ideal y, por lo tanto debe- mos de tratar de acercárnosle (La Nación, 1901, p. 4)
La conclusión del texto mira hacia el futuro y marca el curso que seguirá La Nación de “magazinización”. Si bien la nota no nombra aCaras y Caretas, el trasfondo es claro: este magazine publicaba volúmenes con textos (literarios, noticiosos, críticos, jocosos, entre otros) acompañados de imágenes, también con páginas completas con fotografías e ilustraciones de diversa índole, y publicidad, que fueron visualmente atractivos por ello para el público lector de principios de siglo XX, y que lo convertía en una competencia para los grandes diarios políticos.
Con la lectura realizada de La Nación se puede observar la gradual “magazinización” del diario durante los primeros años del 1900, a través de algunos intentos de imitación de Caras y Caretas que, aunque fueron esporádicos, son significativos para entender este proceso que da cuenta de la capacidad de adaptación del diario a los nuevos modos de hacer prensa periódica que había establecido desde 1898 la revista dirigida por Fray Mocho. La transformación fue puesta en marcha por el diario de los Mitre, en cuyas páginas se ensayaron diversas formas de presentación de los textos y nuevos géneros textuales, con distintos recursos gráficos, sujetos a lo que le permitía la maquinaria de impresión que poseía la empresa en sus talleres.
De las habituales páginas abarrotadas de texto sin imágenes, que ofrecían una visualización sin blancos, compacta y densa, ocasionalmente, La Nación se aventuró a incluir algunas crónicas fotográficas en las cuales las imágenes ocupaban el espacio relevante (Figura 1). La disposición del texto se organizaba alrededor de las fotografías, y poseía algunos ladillos en negra. Como se observa en la Figura 1, el diario imitaba la fórmula de Caras y Caretas (Figura 2), pero todavía era reacio a abandonar el lugar central que desde su aparición había tenido el texto. De este modo, para adecuarse al objetivo de seguir brindando la mayor cantidad de información textual en el mismo espacio, pero innovando con la incorporación de fotografías, el interlineado era demasiado estrecho, y la página seguía sin tener casi blancos, era densa, a diferencia de la de Caras y Caretas , que presentaba bastante aire en toda su hoja.
Cabe señalar aquí dos cuestiones: en primer lugar, que Caras y Caretas contemplaba en su maqueta de diseño los espacios para las ilustraciones y las fotografías, por lo que se advierte la importancia informativa y descriptiva que le daba a la imagen; y, en segundo lugar, que La Nación, al ser en sus principios exclusivamente textual, incorporaba forzadamente las imágenes en su grilla. En consecuencia, a simple vista se observa en el espacio de la página la poca presencia de blancos, que provoca una saturación visual, lo que volvía engorrosa su lectura, en relación con el formato de las revistas del período.
En razón de lo antedicho, la crónica aparecida el 25 de mayo de 1901, titulada “Fiestas mayas” (Figura 1) que incluía varias fotografías, puede leerse como uno de esos intentos de acercamiento a la propuesta visual del magazine, que La Nación ya proyectaba casi dos meses antes en el texto sobre la nota gráfica, del que hablamos más arriba.
Figura 1. Crónica “Fiestas mayas” en La Nación (25 de mayo de 1901)
Figura 2. Página de Caras y Caretas con una nota gráfica (1 de junio de 1901).
Siguiendo la misma línea de las notas gráficas, el 25 de septiembre de ese mismo año, aparece en La Nación la publicación titulada “Crónica extranjera ilustrada” (Figura 3), con noticias de Italia, Francia y Alemania, en la que se observa nuevamente una imitación de la hoja del magazine ilustrado (Figura 4). Pero, en este caso, se ha optimizado el diseño de la nota, ya que, en la relación entre texto y fotografía, esta última ocupa mayor espacio. De esta forma, se advierte la función informativa y testimonial que el diario de los Mitre le empezó a dar a las fotografías, como prueba de la existencia cierta del hecho referido, que son acompañadas de un breve texto. Asimismo, al ubicar la nota en el centro de la grilla, rompiendo en cierto punto con ella, y al estar acompañada de fotografías de un tamaño considerable, dirigía la mirada del lector hacia ese espacio de la página.
Claramente La Nación publicó esas noticias provenientes de Europa siguiendo el estilo de los magazines. Los diarios modernos argentinos de la época brindaban un servicio de información a través de notas políticas, sociales, policiales, y de avisos en la sección de telegramas, en las cuales todavía en 1900 no habían explotado el uso de las fotografías, pero la irrupción en el campo periodístico argentino de Caras y Caretas , que presentaba actualidades asociadas a fotografías e ilustraciones de los hechos referidos, hizo que los diarios tuvieran que acomodarse al nuevo formato de las noticias. Es clave el título del texto “Crónica extranjera ilustrada”, que manifiesta la importancia que se le daba en ese momento a las notas acompañadas de imágenes y, también, a las novedades europeas –que Caras y Caretas presentaba, generalmente en sus primeras páginas, con series de fotografías de diversos países–, ya que había un público lector inmigrante que había llegado mayormente de España e Italia, interesado en los sucesos europeos, en especial, de los lugares de donde provenían. Se percibe, entonces, a La Nación esforzándose por ofrecer las últimas noticias con calidad tanto textual como también visual, en el marco de la disputa entre los diarios y el magazine dirigido por Fray Mocho por acaparar lectores
Figura 3. Crónica extranjera ilustrada” en La Nación (15 de septiembre de 1901).Se presenta el fallecimiento del estadista italiano Francesco Crispi.
Figura 4. “La muerte de Crispi” en Caras y Caretas, en donde aparece la misma imagen de la capilla ardiente que en La Nación.
Por último, en este avance quería detenerme en otro tipo de publicación de 1901 que da cuenta de la “magazinización” temprana de La Nación: la literatura ilustrada. En este momento nos encontramos ante una expansión de la cultura visual, dadas las posibilidades técnicas. Las imágenes no solo se irán multiplicando aceleradamente en las revistas y los diarios, sino también, en el espacio urbano. Szir (2006, 2009) estudia la presencia de imágenes en dos magazines como Pulgarcito y Caras y Caretas en el marco de la masificación de la prensa argentina. Me interesa especialmente, el análisis que realiza de las ilustraciones de la ficción literaria en la revista de Fray Mocho como punto de referencia destacado del campo de lo impreso:
Situar el fenómeno de la literatura ilustrada en una perspectiva histórica y geográfica más amplia nos indica que Caras y Caretas no funda una nueva tipología consistente en el emplazamiento de imágenes junto a los textos de ficción literaria. Sin embargo, para el ámbito local, podemos imaginar que la práctica de incluir ilustraciones en forma masiva y constante, concebidas por los ilustradores de la revista para cada uno de los relatos y dispuestas en el espacio de la misma página, resultó una innovación que implicó seguramente un cambio comunicativo que vinculó al lector de una manera inédita con el objeto impreso (Szir, 2009, p. 110).
Esta propuesta de Caras y Caretas de ilustrar los textos literarios, de escritores argentinos y también de colaboradores españoles y latinoamericanos, seguramente fue un asunto observado tanto por los diarios como por otras revistas de principios de siglo XX.
La Nación se lanza en el inicio del siglo, en 1901, a publicar textos literarios acompañados de ilustraciones: algunos folletines y narraciones breves. Si bien en el campo de la prensa argentina este tipo de publicación no era novedosa –cabe recordar, por ejemplo, los folletines ilustrados de Eduardo Gutiérrez aparecidos en La Patria Argentina entre 1879 y 1880–, se advierte en este hecho un intento del diario de los Mitre de no perder terreno ante la nueva y exitosa propuesta de Caras y Caretas que asociaba notablemente literatura e ilustración.
Así, por ejemplo, en agosto de 1901 La Nación comienza a publicar en el espacio del folletín Los primeros hombres en la luna de H. G. Wells, acompañado de ilustraciones de carácter realista (Figura 5). La aparición de este texto nuevamente es un indicio del estado de la cuestión de los diarios argentinos a principios de siglo. En una carta fechada el 25 de julio de 1901 que José María Drago, secretario del diario, le escribió a Rubén Darío, quien se encontraba en París. En ella le decía:
Recibo las páginas del Strand Magasine, conteniendo la novela The first men in the moon que mucho le agradezco y que me parece oportunísima para darle publicidad en el diario, la que comenzaremos en breve, reproduciendo las ilustraciones, cosa que será de efecto (Carta de José María Drago a Rubén Darío, 25 de julio de 1901).
Reparamos en el fragmento de la carta que La Nación recibió de uno de sus colaboradores estrella, la popular revista británica The Strand Magazine (1891-1950) de la cual tomó el texto de H. G. Wells y las ilustraciones que lo acompañaban, y lo fue publicando en el diario en varias entregas diarias, ya que consideraban que sería “de efecto” (Figuras 5, 6 y 7). Entonces aquí se observa claramente una práctica usual que era la de la reproducción – con o sin autorización– de publicaciones europeas o norteamericanas en los diarios locales. La Nación todavía en 1901 no contaba con un equipo de ilustradores como el que poseía Caras y Caretas . De allí que realizar e imprimir ilustraciones propias en sus páginas era, hasta ese momento, casi inviable. La competencia con los magazines ilustrados, que ofrecían no solo actualidades sino también entretenimiento (literatura, curiosidades, humor, etc.), hacía que La Nación tuviera que esforzarse con su propuesta y acomodarse también a los requerimientos de los lectores en el marco de la cultura visual. Los encargados del diario sabían que ello iba a tener buenos resultados
Figura 5. Primera entrega del folletín de H. G. Wells en La Nación (1901).
Figura 6-7. Primera entrega del texto The First Men in the Moon en Strand Magazine (1900).
La práctica de copia de otros medios gráficos no debía satisfacer ni al director del diario, Emilio Mitre, ni a su secretario, José María Drago –que en su epistolario se lee que poseía una personalidad bastante perfeccionista a la hora de hacer el diario–, ya que en 1902 aparece el nombre del ilustrador José María Cao como director gráfico del diario, quien justamente era un asiduo colaborador de Caras y Caretas. A partir de esa incorporación, La Nación va a continuar su proceso de “magazinización” en los siguientes años al incluir otros tipos de textos característicos de los magazines ilustrados y al ofrecer otros objetos impresos. Cabe destacar que sus páginas empezarán a exhibir ilustraciones propias realizadas por ilustradores y artistas plásticos locales. Asimismo, y relativo a esta cuestión, entre 1900 y 1910 La Nación comienza a definir un estilo y una identidad visual propia, representativa de la empresa. Estos temas aquí señalados y el desarrollo de la “magazinización” a partir de 1902 hasta 1910 serán abordados en un trabajo en etapa final de escritura
CONCLUSIÓN
1898 es un año clave en la historia de la prensa argentina, ya que aparece el magazine ilustrado Caras y Caretas con una propuesta innovadora para el campo periodístico local.
En este trabajo me propuse presentar un adelanto de mi investigación en el marco de la historia de los diarios argentinos, en la cual he acuñado el término “magazinización” para dar cuenta de la imitación del lenguaje verbo-icónico de Caras y Caretas que La Nación pone en marcha a partir de 1901. Específicamente se ha analizado esta imitación del formato del magazine ilustrado por parte del diario de los Mitre durante aquel año en las notas gráficas y en la literatura ilustrada. Para ello se ha acompañado de ejemplos de las dos publicaciones.
A La Nación le interesaba modernizarse como publicación periódica y el camino estaba marcado por Caras y Caretas, de allí su acercamiento desde lo visual y lo textual a la propuesta de los magazines ilustrados. El proceso de “magazinización” no terminó en 1901, sino que siguió perfeccionándose en 1902 con el ingreso de José María Cao a la empresa y con la compra de nuevas maquinarias de impresión, y continuó años después, mientras La Nación encontraba su estilo e identidad visual.
Durante la primera década del siglo XX, La Nación sufrió una notable modernización en sus páginas, que siguió manteniendo al diario como uno de los más importantes de Argentina y de América latina, y terminó de erigir a la empresa dentro del mercado de bienes culturales, especialmente, del impreso. Por último, podemos concluir que, si bien La Nación y Caras y Caretas eran dos publicaciones diferentes, competían entre sí por acaparar al público lector. Cada una de ellas intentó ofrecer al lector argentino, dentro de sus posibilidades técnicas, un objeto atractivo y de calidad textual y visual. Fue a través de ellas que el amplio lectorado pudo acceder a la literatura, el arte visual, la noticia local y extranjera, el humor, las curiosidades, la crítica, en el marco del acelerado desarrollo de la cultura visual a comienzos del siglo XX.
BIBLIOTECAS Y ARCHIVOS
Archivo Rubén Darío. Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid, Madrid. España.
Hemeroteca de la Biblioteca Central de la Universidad Nacional de La Plata, La Plata, Argentina.
Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España, Madrid. España.
University of Michigan, Michigan, Estados Unidos de América.
Notas
FUENTES
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS