El golpe de Estado cívico-militar de 1976 marcó un quiebre en la cultura del país. Distintos eslabones de la cadena de valor del libro, desde la escritura hasta la lectura, fueron intervenidos por el terror en alguna de todas sus formas en las que la dictadura irrumpió en el mundo del libro, la lectura y las bibliotecas.
A 45 años del inicio de la última dictadura quisimos recordar, para que Nunca más vuelva a suceder. La bibliografía sobre el período dictatorial creció en los últimos años por lo que sin tener pretensión de exhaustividad invitamos a Laura Rafael García para que comparta su análisis sobre cómo la literatura infantil y juvenil abordó la violencia institucional entre 1976 y 1983. La autora problematizó la escuela como el espacio donde democratizar la lectura literaria al interpelar al docente mediador cultural, en tanto agente que despliega un posicionamiento crítico.
Lo imaginario no se construye contra lo real para negarlo o compensarlo; se extien- de entre los signos, de libro a libro, en el intersticio de las reiteraciones y los comen- tarios; nace y se forma en el intervalo de los textos. Es un fenómeno de biblioteca. Michel Foucault, “La biblioteca fantástica” (1987)
Por otro lado, desde el Área de Educación, Investigación y Archivo de la Comisión Provincial por la Memoria nos presentaron el Fondo Haroldo Conti, gracias a la generosidad de la familia del escritor, y compartieron dos entrevistas poco conocidas al autor nacido en Chacabuco en 1925. La entrevista que se publicó en la revista Análisis en 1967 y en Nuevo Hombre en 1975, permiten leer la voz del escritor desaparecido con la potencia de sus palabras. Estas entrevistas renuevan la invitación a lectoras y lectores para adentrarse en su obra desde las bibliotecas escolares.1
Nota