Celina Carrizo
no existe la posibilidad de no educar sexualmente, porque educamos con lo que hacemos, con lo que decimos y también con lo que callamos. Con o sin leyes que lo respalden. (Cahn, Lucas, Cortelletti y Valeriano, 2020: 11).
Este libro, perteneciente a la colección Educación que ladra, es el resultado de una producción colectiva de cuatro autores que desde distintas disciplinas y con un diverso recorrido profesional, componen este material con el fin de acercar herramientas sobre la Educación Sexual Integral, pero también interrogantes. Con una mirada que apunta a la reflexión tanto de educadores, educadoras, auxiliares, directivos como así también de las familias, este libro nos invita a seguir trabajando la ESI.
El mismo se respalda en la Ley N° 26.150 de Educación Sexual Integral, sancionada en 2006.1 Esta Ley se enmarca en una serie de políticas públicas que promueven la igualdad, la inclusión y el ejercicio de los Derechos Humanos. Sin embargo, después de tantos años, sigue habiendo muchos prejuicios, mitos, estereotipos o desinformación en la docencia y sociedad argentina sobre lo que implica la ESI y por qué es fundamental que la podamos abordar en la escuela y desde todas las disciplinas.
Venimos transitando en los últimos años varios cambios sociales, el movimiento de mujeres ha puesto sobre la mesa ciertos debates, cuestionamientos, que se han ido masificando e interpelando a las nuevas generaciones con mayor ímpetu, pero sin duda también ha calado a la sociedad en su conjunto. Es en este sentido atinado a los debates de la época, donde son necesarias las herramientas que nos habiliten pensar nuestro rol como educadores y como familia, que nos permitan abordar los cambios que manifiestan las nuevas juventudes, acompañar las distintas miradas, los interrogantes, las problemáticas que hoy irrumpen y enfrentamos en la escuela.
La educación sexual integral es un derecho de las infancias y juventudes. Las escuelas (en todos sus niveles) tienen la obligación de abordarlo, el compromiso de hacerlo. ¿Pero de qué hablamos cuando hablamos de ESI? Nos referimos a contenidos que garantizan la equidad de género, promueven la valoración de la diversidad y el respeto por el propio cuerpo y el cuerpo del otro. La ESI entiende la sexualidad como una dimensión en la vida de las personas, que excede la genitalidad y abarca los sentimientos, la afectividad, la identidad y que se desarrolla desde que nacemos. En el año 2018, el Consejo Federal de Educación,2 emitió la resolución 340 que organiza los contenidos de la ESI en cinco ejes, con la intención de abordarla de manera integral. Este libro nos acerca a cada uno de ellos de una forma sintética y profunda a la vez. El primer eje se focaliza en reconocer la perspectiva de género, donde se resalta la necesidad de trabajar la igualdad entre los géneros, el derecho a la no discriminacion, registrar los mandatos sociales, reflexionar sobre los distintos roles que han asumido hombres y mujeres (así como su pervivencia en el presente) e incorporar esta mirada para el abordaje histórico y social del poder, así como para diferenciar y caracterizar el sexo y el género. Un segundo eje aborda el respeto por la diversidad, ya que es importante rescatar el significado profundo de convivir en una sociedad plural y poner el valor de lo diverso para rechazar las violencias. El tercer ítem busca reivindicar la afectividad, el lugar que ocupan los sentimientos y las emociones y cómo estos aspectos influyen en la enseñanza, para destacar el fomento de la empatía, la solidaridad y el respeto. Un cuarto eje se focaliza en reflexionar sobre el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos, el mismo apunta a propiciar el enfoque en los derechos vinculados con las infancias y las adolescencias. Por último, cuidar el cuerpo y la salud es el quinto eje de los propuestos, que va desde reconocer que hay una dimensión biológica en el cuerpo sexuado y la salud, pero no se reducen a ella, hasta visualizar críticamente los mandatos sociales de belleza. Los cinco ejes elaborados por el Consejo Federal de Educación tienen una perspectiva que apunta a promover la defensa y el ejercicio de los derechos.
Las preguntas que nos guían o nos inquietan a los educadores y educadoras son ¿Cómo abordarlos?¿Cómo trabajamos estos contenidos tan sensibles y a la vez necesarios?. Este libro presenta casos reales de escuelas que vienen trabajando con distintas estrategias y herramientas la educación sexual integral desde hace varios años. Si bien hay que tener en cuenta que cada experiencia es única y situada, el equipo de autores nos dan claves imprescindibles para realizar un abordaje general, las mismas se refieren a la necesidad de abrir puentes, fortalecer el diálogo, trabajar en red, generar espacios de encuentros, fomentar la construcción de vínculos de confianzas, capacitarnos e informarnos entre otras. Asi mismo advierten la necesidad de tener paciencia y entender que los procesos llevan sus tiempos pero que las transformaciones son posibles.
Esta caja de herramientas nos da orientaciones para cada rol dentro de la comunidad educativa, y dentro de todos los niveles. También nos acerca a ciertas problemáticas específicas y a formas de abordarlas que pueden resultar exitosas.
Este libro es una excelente puerta de entrada a la Educación Sexual Integral como miembro de la comunidad educativa y como parte de la sociedad. Nos posiciona frente a una perspectiva de derecho y de respeto al otro. Quizás no encuentres todas las respuestas, pero sí la posibilidad de hacerte más preguntas, motor de la enseñanza y de los aprendizajes críticos. No teman que la Educación que ladra
no muerde.
Notas